Siete dimensiones del Ser
Pensamos al ser humano como un todo en movimiento.
Lograr una conciencia plena de esa totalidad, es lo que creemos que puede acercarnos al bienestar.
Nuestra propuesta genera una división instrumental en siete dimensiones del ser, con la finalidad de facilitar una comprensión más profunda de nuestra naturaleza
Todo lo que somos, todo lo que hacemos, todo lo que nos pasa, tiene que ver con estas siete dimensiones que interactúan y se retroalimentan permanentemente.
Poder dar cuenta, interpretar y comprender esas interacciones en nuestro día a día, inaugura el camino para generar acciones más conscientes que conduzcan al cambio.
En cuanto nos vamos dando cuenta de la importancia de ser conscientes de estas siete dimensiones, tenemos la oportunidad de generar cambios que nos acerquen a una vida más plena y saludable.
Entendemos a los pensamientos, emociones, palabras y acciones como dimensiones de los acontecimientos, a partir de las cuales somos capaces de modificar nuestra realidad, generando cambios novedosos e inéditos en nuestra vida.
Lo corporal, lo social y lo espiritual, se presentan como dimensiones territorio, siendo el lugar donde se manifiestan los acontecimientos, las modificaciones y los cambios. Al mismo tiempo condicionan las posibilidades de despliegue de las primeras cuatro dimensiones.
ACONTECIMIENTOS
DIMENSIÓN DE LOS PENSAMIENTOS
Nuestros pensamientos conscientes e inconscientes, están produciendo permanentemente nuestra realidad en un doble sentido: en nuestro mundo interior y en nuestro mundo exterior. Internamente producen emociones, que se traducen en una bioquímica y una fisiología corporal específica. Externamente, producen palabras y acciones que generan modificaciones en nuestro cuerpo y en relación a nuestro entorno social.
Existen pensamientos conscientes así como pensamientos inconscientes, los cuales generan un entramado pensante que nos piensa y que por momentos piensa por nosotros. La posibilidad de desarrollar pensamientos conscientes, implica la oportunidad de provocar cambios en nuestro mundo interior y nuestro mundo exterior. Si cambio mis creencias, cambio mi percepción de las cosas, si cambio mi percepción, cambio mi bioquímica y mis acciones.
DIMENSIÓN DE LAS EMOCIONES
Nuestras emociones son el combustible de nuestros pensamientos, palabras y acciones. Además, generan registros en nuestro cuerpo, en nuestro espíritu y en lo social. Dependiendo de la forma en que me sienta voy a pensar, decir y hacer. Emociones tristes acarrean consigo pensamientos, palabras y acciones tristes; emociones alegres nos llevan a pensar, decir y actuar de forma alegre. A su vez nuestros estados emocionales, se ven influenciados por nuestros propios pensamientos y acciones en el mundo concreto.
El combustible emocional es un combustible químico, esto significa que nuestro estado emocional se traduce en una determinada química interna, compuesta por neurotransmisores y hormonas. Las diversas químicas emocionales, son disparadas a partir de pensamientos o estímulos particulares. En ese sentido, no existen emociones malas ni buenas. Las emociones son parte de nosotros y tienen como función principal nuestra preservación. Un manejo emocional consciente, nos permitiría dar cuenta de las causas de nuestros estados emocionales y actuar en consecuencia.
DIMENSIÓN DE LAS PALABRAS
Las palabras se organizan en nuestra mente como programas, mandatos u órdenes, conformando un entramado semántico, cargado de significados conscientes e inconscientes. Además, las palabras contienen cargas energéticas que impactan en nuestro cuerpo. Son energía reunida como paquetes de información, provenientes del pensamiento, que generan registros físicos y bioquímicos permanentes. Cuando son liberadas como sonido, se expresan como un patrón de onda que afecta a las partículas que dan forma a la realidad.
Resulta imprescindible desempaquetar las palabras, identificar cuál es su raíz emocional, a qué estado mental pertenecen, a cuál de nuestras historias responden. Somos seres de palabra y eso es lo que nos diferencia del resto de las criaturas del mundo. Es por eso, que consideramos clave tomar conciencia de las cosas que decimos y que nos decimos. Ser conscientes de qué palabras nos identifican, cuáles usamos para describir la realidad y tener muy claro el impacto que tiene nuestro hablar, porque definitivamente, a las palabras no se las lleva el viento.
DIMENSIÓN DE LAS ACCIONES
Es de vital importancia ser conscientes de nuestras acciones ya que, con las mismas estamos permanentemente afectando la realidad. Para accionar de manera asertiva, debemos tomar conciencia de lo que estamos sintiendo y pensando. Así podemos cargar de intención nuestras acciones y generar realidades que nos sean más favorables.
Sentir, pensar y actuar en sentido concordante, es sinónimo de un accionar consciente, de un comportamiento asertivo. En este sentido, podemos señalar que existen determinadas acciones que generan una liberación química particular, la cual se traduce en estados emocionales. Para ello, hemos reconocido una serie de acciones muy potentes a las que denominamos “acciones pastilla'', las cuales funcionan a modo de antidepresivos naturales. Estas “acciones pastilla”, van logrando generar estados de bienestar y calma, estados de claridad emocional que permiten acompasarse a nuestros pensamientos, nuestras palabras, nuestro cuerpo, nuestro espíritu y nuestro entorno social.
TERRITORIOS
DIMENSIÓN ESPIRITUAL
El todo se singulariza en el espíritu para poder tomar conciencia y conocerse a sí mismo, porque siendo todo, no podría reconocerse. Cuando el espíritu se da cuenta que es todo, empieza a reconocerse en sí mismo en el todo. Comienza a desarrollar su espiritualidad, a saber manejar su propio potencial: capacidad de gestionar sus pensamientos, emociones, palabras, acciones, su cuerpo y su entorno social. La práctica de la espiritualidad es la conexión del espíritu con el todo, el todo se encuentra a sí mismo, dando sentido a cada dimensión del ser. Dependiendo de la percepción que tenga sobre esta dimensión, voy a poder explicarme el sentido existencial de la vida y sus propósitos.
El significado de la palabra psique, ha estado relacionado íntimamente desde sus orígenes al alma y sus manifestaciones. En efecto, la Psicología está vinculada al estudio del alma, además de los aspectos psicológicos, mentales, emocionales, corporales y sociales. Ese espíritu tendrá presencia a través de un cuerpo, irá desarrollando su mente para pensar, tendrá emociones para sentir, tendrá palabras y acciones para expresarse en el campo social. La interacción dinámica de las siete dimensiones conforma un sistema, dando lugar al ser, entrelazando nuestra identidad y nuestra personalidad. Permitiendo desarrollar nuestra resiliencia, capacidad para atravesar de manera asertiva situaciones adversas.
DIMENSIÓN DEL CORPORAL
Esta dimensión es donde el ser cobra materialidad. Es el vehículo del espíritu, es el territorio fronterizo en el encuentro con el otro. El cuerpo es posibilidad de encuentro, con uno mismo y con el otro. Somos cuerpos producidos, somos cuerpos pensados por la subjetividad de nuestro tiempo. Pensar el cuerpo de forma consciente, habilita la posibilidad de desanudar conflictos que se hacen carne, así como desarrollar su propia potencialidad intrínseca. En el cuerpo se alojan pensamientos, palabras y emociones, que se expresan en una bioquímica y una fisiología específica. A su vez, el cuerpo es afectado y nos afecta cuando imaginamos, cuando decimos y cuando sentimos.
Hacer conciencia corporal resulta clave para acercarnos a nuestro bienestar. A partir de distintas técnicas y metodologías, podemos regular nuestra respiración, nuestro flujo sanguíneo y nuestro ritmo cardíaco. De esta manera, tenemos la oportunidad de desarrollar una epigenética al instante: actualizar información en nuestro genes, a partir de pensamientos, palabras, emociones y acciones que se vinculen con nuestro bienestar y una mejor calidad de vida.
DIMENSIÓN DE LO SOCIAL
La más amplia esfera del ser. Mapa transitable que marca los límites, las asimetrías, las profundidades, así como establece los criterios de lectura y comprensión de sí mismo, de la realidad. Esta dimensión funciona como territorio mapa, permitiendo el despliegue absoluto de nuestro ser. Lo social enmarca las reglas de relacionamiento y es el lugar donde se juega el vínculo y el encuentro con el otro. Esta dimensión impone también reglas de relacionamiento con nosotros mismos. Nuestros deberes, culpas, preocupaciones y miedos, son parte de la fauna que habita en este territorio.
A partir de la herencia y las reglas interiorizadas en estadios muy primarios de nuestro desarrollo, moldeamos nuestros modos vinculares con distintos roles, con los objetos, con la naturaleza y con los diversos seres que la habitan. Las reglas varían dependiendo del momento socio-histórico y la cultura de la que formemos parte. Esta dimensión territorio es donde se acuerdan las verdades, las normalidades, lo que está bien y nuevamente, todo lo que se espera de nosotros. Es claro que por antagonismo aquí es donde se establece también lo que es falso, anormal, y todo lo que está mal, y, una vez más, todo lo que se espera de nosotros. Un tejido que crea conciencia de los límites y construye puentes vinculares, así como los destruye.